Fotos!!!!!

Algunas fotos históricas y otras no tan históricas de nuestra comunidad.

Soto Zen Colombia, ceremonia de preceptos budistas

9 integrantes de la Comunidad Soto Zen de Colombia, recibieron del Maestro Shohaku Okumura Roshi los preceptos budistas.
Oficiante: Ven. Maestro. Shohaku Okumura Roshi
Club el Nogal - Bogotá D.C. Marzo 16 de 2006

El Cyberpunk, Su belleza y Su cuerpo high-tech

Por TAIUN JUAN

La era de la comunicación, de el ciberpunk ha introducido una nueva estética, en cuyo centro no está ya la obra de arte sino la imagen personal, la de su belleza que no es otra que la de su cuerpo high - tech. La nueva sensibilidad, sin embargo, esconde el peligro de cosificar el cuerpo y reducirlo a una belleza puramente plástica. El término Estética tomado de la palabra griega “aisthesis”, que significa “sentido”, definió la belleza como “…la percepción de la sabiduría que se adquiere a través de los sentidos…”, y consecuentemente a la estética como la “ciencia del conocimiento sensitivo” ; forma confusa e inferior del pensamiento para Kant , quien limitó la experiencia estética a lo subjetivo en su Estética trascendental; distinguió entre lo bello, donde el sentimiento placentero es acompañado por la conciencia de limitación, y lo sublime, que provoca un placer mezclado de horror y admiración, porque lo acompaña la impresión de lo infinito o ilimitado.
La Ética (del griego ethika, de ethos, ‘comportamiento’, ‘costumbre’) en unísono con la estética nos habla de la construcción de lo bello, como cierta actitud vital que construye un modo de ser bello. En Heidegger, el arte se realiza como puesta en obra de la verdad en cuanto presencia manifiesta del ser.
Sin embargo, la cultura postmoderna.la Cirugía cosmética y las nuevas tecnologías de representación corporal apuntan a una cosificación que recubre la mirada esa que sabe de nuestros cuerpos no sólo como estructuras físicas sino como estructuras vividas, experienciales, es decir como externos e internos, como biológicos y fenomenológicos, íntegros y por ello bellos, luego toda estética es ética y viceversa
¿Cómo recuperar la mirada auténtica de esta belleza, que es la intimidad? ¿Cómo interiorizar la cosmética y el arreglo, sino es mediante una actitud vital, que pudiéramos denominar el talante estético, que abarque todos los aspectos de la existencia? Dicho talante se ve impreso por la Ascética, entendida en el término clásico que expresa ese dinamismo superador que unifica en el hombre lo físico, lo psíquico y lo espiritual. Del griego asketés, que traduce como ejercitación, entrenamiento, la ascética es pues el lienzo, donde se plasma la inspiración última de las prácticas cosméticas, que les confiere profundidad en lo humano, y con dicha hondura, también horizonte espiritual y desasimiento. Pues ¿cómo entender la belleza del cuerpo si no es como esplendor de la persona, irradiación de su intimidad?
Dicho acontecimiento en el zen se sirve de tres imágenes para indicar cómo se concibe el despertar a la verdad del sí mismo y la realización del yo verdadero, el único verdaderamente bello, entendida en la tradición como “yo sin yo””. La primera imagen es un círculo vacío, la segunda es un árbol floreciente junto a un río, y la tercera un anciano y un joven que se encuentran en el mundo y que entablan el singular diálogo zen de pregunta y respuesta.
La primera imagen es un círculo vacío, dentro del cual no hay nada dibujado. Es una imagen de lo que no tiene imagen y de la infinita desfiguración. Para el verdadero yo lo más importante es desprenderse absolutamente de su yo, ser sin imagen y sin forma. El hombre debe penetrar en la pura nada, es decir en “la gran muerte”; se trata de morir al yo mismo. En esta muerte, el yo alcanza ser sin imagen y sin forma; se convierte en un “yo sin yo”. el círculo vacío, la nada infinita, el silencio absoluto da lugar a la segunda imagen de lo que no tiene imagen.
Se trata de un árbol florido a orillas de un río. La leyenda que acompaña a esa imagen es típicamente zen en su simpleza; reza así: Las flores florecen, tal y como florecen; el río fluye tal y como fluye. Aquí se representa el renacimiento a partir de la nada, y el árbol floreciente es la primera concreción del “yo sin yo”. Un árbol que florece tal y como florece, encarna el “yo sin yo” del verdadero yo. El “yo sin yo” se encarna en la naturaleza.
El término naturaleza, Shizen, no se corresponde con el concepto occidental de naturaleza. La palabra Shizen está formada por dos caracteres chinos. El primero significa “desde sí mismo” y el segundo “ser así”. Naturaleza sería, entonces, “ser así, como se es desde sí mismo”. El “yo sin yo” se encarna en la naturaleza en la medida en que es Shizen: es así, como es desde sí mismo, como las flores que florecen tal y como florecen. La sentencia zen es más simple, florecen tal y como florecen, sin interrogación del porqué. El vivir sin-porqué es para el zen la libertad como nada vivida, máxima expresión de la belleza.